Los obstáculos que se puede encontrar una empresa durante su proceso de internacionalización pueden ser de índole cultural, bien sea el idioma, la forma de pensar y hacer negocios, los gustos de los consumidores, las costumbres…
Otra dificultad puede ser la localización. Las distancias suponen grandes problemas tanto por el tiempo necesario para la llegada de mercancías a su destino, así como el coste del transporte, lo que afecta al importe del producto. Además, esta distancia puede suponer una dificultar para la comunicación tanto con distribuidores como consumidores.
Hay que destacar que algunos países aplican políticas de protección de la industria interna, ya sea a través de aranceles o instrumentos proteccionistas. Por ello, es importante conocer cuáles son los convenios de libre comercio vigentes en la región, así como las políticas vigentes en el país para saber si es un mercado rentable.
Otro punto clave es la situación económica y social en la que se sitúa el país en el que se pretende desembarcar, ya que puede afectar a la capacidad de compra de nuestros productos. Así, esta situación puede generar inestabilidad y situaciones de riesgo, que conviene evitar a través de un estudio detallado no solo del mercado y sus consumidores, sino también del país y sus previsiones futuras.